Un lunes cualquiera de
abril volvió a ocurrir algo histórico, por si no estuviésemos ya bien servidos
de movidas históricas e histéricas. Ahora nos tocaba un apagón a nivel
nacional, mejor dicho peninsular, porque también afectó a Portugal. Histórico.
Ese 28 de abril estaba un poco bastante agobiado y no me encontraba tan bien
como me habría gustado. Arrastraba una lesión en la rodilla de una caída que
tuve hacía un mes y me estaba recuperando de un trancazo primaveral, así que salí
al balcón a escuchar música un rato. Necesitaba un poco de relax de los
estudios del grado en trabajo social, porque los exámenes ya estaban a un mes
de distancia. Para no enrollarme más en mis movidas, estaba tomando el sol y
cuando ya tuve suficiente me quité los auriculares. En ese momento me extrañó
el silencio que había en la calle. Normalmente aquí en Peñacastillo (Santander)
se oye a lo lejos el sonido de la fábrica de Nueva Montaña. Me fui para el
salón, comería enseguida, pero cuando quise encender la tele para ver Los
Simpson, no iba. Ya me di cuenta de que se fue la luz, y que por algo había
tanto silencio en el edificio y en la calle.
Miramos el panel de los
automáticos, no habían saltado, así que no era cosa de nuestra casa, no había
luz en el portal y el ascensor no funcionaba. Os diré que hubo un momento de
cinco minutos en que fui pasando de la unidad territorial más pequeña a la más
grande. Se ha ido la luz en mi casa, el edificio, la urbanización, Santander,
Cantabria, España, península Ibérica… De esto me enteré por un whatsapp de mi
hermana, en el que me contaba que se había ido la luz en España y Portugal, y
puede que en Europa. Esto último un rumor. Lo reconozco, durante un rato me
puse algo nervioso. Me pasaron ideas descabelladas por el coco, porque aunque
soy una persona con una buena madurez uno no vive ajeno al momento histórico e
histérico en el que nos encontramos. Empezaba a recibir información confusa y a
cuentagotas, y mi madre que casualmente estaba en casa, ayudándome, me empezó a
volver loco con las pilas para la radio.
La radio que la regalé
hará 15 años o así, y que solo ella utilizaba de vez en cuando. Esa radio vieja
de color verde que parece un altavoz de los de antes, con la antena colgando de
un cablecito medio suelto. Le saqué las pilas al mando de la XBOX, encontré
unas cuantas más en un cajón y la conectamos. Buscamos Radio Nacional RTVE,
aunque casi se queda puesta Radio María, que esa emisora se escucha hasta en el
quinto coño. Así que me enteré del percal. Los millenials le contaremos
anécdotas a las futuras generaciones como los abuelos de la posguerra. Menos
mal que ese día no me encontraba bien para salir, que por mi discapacidad que
me produce movilidad reducida no puedo subir y bajar escaleras y dependo del
ascensor. El caso es que ese día me tocó comer macarrones con tomate helados y
queso rallado medio tieso.
Según nos fuimos
informando ya disminuyeron agobios y pensamientos sin sentido, me asomaba a la
ventana y veía a los vecinos hablando, se oía al gentío en la terraza del bar
de abajo… Así que me dije, “bueno lo están arreglando, y ya volverá la luz en
un rato”. Mi fisioterapeuta vino a tratarme, y al final me llamó al móvil
porque sin luz tampoco iban ni el portero automático ni el timbre. Por un breve
instante tuve cobertura en el móvil, pero luego no volvió hasta pasadas unas
cuantas horas. Hubo un momento a las cuatro y poco en que la luz volvió, pero
durante cinco minutos. Así que cuando mi hermana llegó salimos con la radio al
balcón. Dentro de lo malo ese día hacia buen tiempo, bastante calor para el
final de abril, supongo que por eso la gente decidió salir a pasear. En el
parque que hay en el patio de mi urbanización había pila de gente tomando el
sol como si fuera pleno julio. Supongo que si no había nada que hacer, estudiar
o en lo que currar pues lo mejor era salir a tomar el sol o a tomar algo, que
las cervezas se iban a echar a perder. Ya escuchaba que iba volviendo la luz,
llegó antes a Torrelavega, y por fin a las 17:40 volvió el suministro. Seis
horas en Cantabria desde las 12:33.
El suministro fue volviendo por el norte y el sur, luego el interior, Madrid,
creo que en algún sitio hasta primera hora del día siguiente…
Al final no fue una
experiencia traumática que digamos, no acabamos en plan Mad Max como algunos
fantasearon al día siguiente en sus panfletos. ¿Fue una de esas cosas que tocan
la moral y ponen a prueba la paciencia? Pues sí, pero nada es infalible. Algo
que no puedes controlar sucederá siempre, así funciona la vida. A modo de
ejemplo el año pasado yo me quedé enclaustrado en mi casa cerca de tres meses.
Mientras se realizaban las obras de adaptación del portal para hacerlo
accesible no había ascensor, eso sí que fue paciencia, ¿pero qué iba a hacer si
no podía controlarlo?, ¿darme de cabezazos contra la pared? Ha habido personas
con discapacidad que lo han tenido difícil, no me olvido de las personas que
dependen de una máquina de oxígeno. Hubo gente encerrada en ascensores, trenes
bloqueados, semáforos que no iban, atascos, etc. pero gracias a los currantes
que restablecieron el suministro en tiempo record todo volvió a la normalidad.
Así que otro día histórico para la colección. Espero que pronto se sepa si fue
un fallo, que la cagó alguien, que la red eléctrica se tiene que actualizar a
la velocidad del importante desarrollo de las energías renovables, un
ciberataque o que a alguien se le calló el café y se rompió todo.
Y ya os he soltado la
turra. No creo que volvamos a vivir algo así, pero me compraré un par de cosas
por si acaso, como una radio nuevecita a pilas. Tampoco me voy a volver
preparacionista en plan Soy Leyenda, no nos calentemos el coco. Como dije ha
sido una historia afortunadamente breve de un apagón histórico.