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Saga Robots. Isaac Asimov (2)

          En la primera parte de esta reseña os introduje a la Saga Robots de Asimov con el análisis de la novela Yo, robot. Como recordareis os hablé de las Tres Leyes de la Robótica y de su relación con las demás sagas de Asimov. En el resumen de Yo, robot os expliqué algunos de los cuentos en que se dividía, pequeños relatos que explicaban el funcionamiento de las Leyes, así como sus contradicciones en el contexto de las relaciones entre humanos y robots. Así pues ahora vamos con el resto de la Saga Robots, que como ya expliqué se divide en cinco novelas:
            -Yo, robot.
            -Bóvedas de acero.
            -El sol desnudo.
            -Los robots del amanecer.
            -Robots e Imperio.




            Muchas de estas novelas fueron escritas en distintas épocas, unas aparecieron en los años 50 y otras en los 80, incluso el propio Asimov nos explica como fue ese proceso creativo. Al igual que Yo, robot, ni el propio autor imaginó que muchas de las historias iban a estar conectadas en una saga. No quiero decir con esto que estén forzadas, el avance de la trama general de las novelas no da esa sensación en ningún momento, todas están perfectamente armonizadas. A lo largo de la trama nos damos cuenta de que se puede apreciar una conexión entre otras sagas. Esto te ocurrirá en caso de que hayas empezado por la saga Fundación, tal y como hice yo. En esta segunda parte aviso de que voy a explicaros todas las novelas desde mi experiencia personal, pero sin incluir destripes o spoilers. Lo cierto es que los spoilers de estas novelas caducaron hace mucho, pero como mi objetivo es descubrir estas sagas a los que las desconozcan no voy a hacerles esa faena. Que conste que también dirijo esta reseña a quien ya esté familiarizado con las novelas de la saga.
         
· BÓVEDAS DE ACERO
            En esta novela nos encontramos algunos miles de años después de los eventos de Yo, robot, más o menos en el año 5000 d.c. Una época en la que hay mundos colonizados y la humanidad se ha separado en dos, los espaciales y los terrestres. Los humanos de la Tierra viven en ciudades masificadas y aisladas del exterior, donde los recursos escasean y el raciocinio está impuesto. Como ya vimos en Yo, robot, los terrestres siguen estando en contra de los robots, y de cierto nivel tecnológico, habiendo movimientos radicales denominados “medievalistas” totalmente en contra de los espaciales. Es curioso pero los terrestres viven en ciudades aisladas del medio ambiente, ya que temen salir al exterior, sufren de una especie de agorafobia crónica. Eso nos muestra porque los terrestres no se atreven a colonizar otros mundos como los espaciales. Estos últimos eran humanos indistinguibles de los terrestres, que en un principio tuvieron una primera ola colonizadora, el inicio de la Era Espacial que cite en uno de los cuentos de Yo, robot. Sin embargo con el tiempo estos se independizaron y se volvieron ultratecnológicos gracias a su avanzada robótica. Los denominados “espaciales” son extraordinariamente longevos e inteligentes, y la mayoría tiene gran aversión a los terrestres, tanto que les prohíben extenderse por la galaxia. Oficialmente hay un tratado de coexistencia pacífica entre la Tierra y los mundos espaciales, no obstante esa paz empieza a peligrar cuando un espacial aparece muerto en el Enclave Espacial a las afueras de la Ciudad de Nueva York. Es aquí cuando se nos presenta al protagonista de toda la saga Robots, el detective Elijah Baley, a quien se le encarga la investigación del misterioso suceso. Baley está en contra de los robots y se ha criado con el resentimiento hacia los espaciales, de ahí que al principio sea reacio ante la idea de investigar el crimen, más si cabe cuando le piden que acepte la ayuda de un robot: R. Daneel Olivaw. Lo más increíble es que se trata de un robot humanoide, máquina por dentro y vivo por fuera. De ahí que los espaciales lo seleccionasen para investigar en una sociedad antirobótica. Baley lo acepta a regañadientes, así que durante la trama de la novela veremos trabajar a esta extraña pareja en un ambiente caldeado.


           La clave del crimen consistirá en la imposibilidad de que un terrestre fuese el responsable del asesinato de un espacial, en este caso del doctor Sarton, el cual diseñó a los robots humanoides como R. Daneel Olivaw. Además diseñó a Daneel a su imagen y semejanza, como si fuese un clon robótico. El caso es que las enormes medidas de seguridad del Enclave Espacial evitan que los terrestres entren sin permiso en las instalaciones. Los espaciales tienen miedo de que los humanos de la Tierra les infecten con enfermedades y bacterias, generalmente es algo que contribuye a sus prejuicios. Así pues Baley decide entrevistarse con el doctor Han Hastolfe, encargado de la investigación del crimen por parte del Enclave Espacial. Durante la entrevista estos enfrentarán sus distintas teorías sobre el asesinato, incluso discutirán sobre si el asesino pudo haber sido un robot. Una teoría de Baley que suscita un debate sobre las Leyes de la Robótica. Hay que destacar que Elijah es una persona bastante especial, con un instinto único, pero a su vez se enfrenta también a sus propios prejuicios sobre la robótica o el futuro de los terrestres.

            A lo largo de la novela veremos como Elijah y R. Daneel Olivaw recorren las profundidades de la Ciudad en busca de pistas que demuestren quien fue el auténtico asesino del doctor Sarton. Todo ello con la presión de un estallido de hostilidades con los espaciales, convencidos de que fue un humano de la Tierra el que mató al espacial. Baley cambiará su parecer hacia los robots gracias a la convivencia con Daneel, un robot capaz de aprender de su entorno, y que se diría que es capaz de ir más allá que los de su clase, a veces da la sensación de que es una persona con sentimientos. Este robot humanoide también aparecerá a lo largo de la saga e incluso será mencionado en la saga Fundación. Con el tiempo Elijah sentirá que puede confiar en él, incluso lo llegará a considerar como su amigo, hecho que le producirá más de un quebradero de cabeza. Pero la clave del futuro de la Tierra e incluso de los espaciales, podría estribar en que un terrestre y un robot puedan convivir en paz, incluso llegar a apreciarse. Os puedo asegurar que el final os dejará alucinados, a mí me pasa con el final de todas las novelas de Asimov. Es curiosa la fusión del género policiaco y sci-fi que logra el autor, al final acabas sospechando de todo el mundo.
           

·EL SOL DESNUDO
            En El Sol Desnudo nos encontramos meses después de los sucesos de la primera novela, es por esto que volvemos a ver al detective Elijah Baley quien tendrá que enfrentarse a un crimen más enrevesado que el de la anterior historia. En este caso el doctor Han Hastolfe se pone en contacto con el detective para solicitar sus servicios, ya que entre los espaciales quedó claro que se trataba del mejor en su campo. No por ello se les olvida su odio a los terrestres, el cual continúa siendo reciproco a pesar del mantenimiento de ese tratado de no agresión. Hastolfe (en nombre de Aurora, capital de los 50 mundos espaciales) necesita que Baley tome una nave espacial que le conducirá al planeta Solaria. Elijah nunca ha subido a una astronave, ni siquiera es capaz de salir al exterior de su Ciudad, de ahí que al principio lo rechace. Además no quiere dejar a su familia, ya que recordemos que son tiempos complicados en la Tierra, con esa superpoblación que provoca la falta de recursos. Elijah teme que si deja sus obligaciones durante un tiempo su familia pierda su posición relativamente ventajosa en el reparto de recursos. Sin embargo las autoridades terrestres le convencen al asegurarle que a su vuelta su familia estará perfectamente, además de encargarle una labor de espionaje en ese mundo espacial. A Baley no le queda más remedio y acepta. En esta investigación volverá a contar con la ayuda del robot humanoide, Daneel Olivaw, al que ya considera como a un amigo que nunca le abandonará. Todo lo que sabe es que debe investigar un crimen en el mundo espacial más ultratecnológico y el mayor dependiente de la robótica, un planeta en el que hacía dos siglos que no se producían asesinatos.
             Esta novela es mi preferida de toda la saga robots, además nos presenta a los solarianos, una de las sociedades más extrañas que puedas imaginar. Al parecer se trata de un mundo habitado por menos de un millón de habitantes, pero cada persona tiene unos 5000 robots a su servicio. Lo más peculiar de los solarianos es que rechazan el contacto con otras personas, consideran el contacto como repulsivo y depravado. Es por esto que cada habitante vive aislado de los demás en colosales mansiones, edificadas en cientos de hectáreas de terreno y trabajadas por los robots. De todos los mundos espaciales es el que tiene la industria robótica más avanzada, y la mayor dependencia de robots. La complicación del caso que Baley debe investigar, es cómo se produce un crimen en una sociedad donde la gente no se ve con otra gente nunca, y donde legiones de robots protegen a cada solariano. La única manera a través de la que se comunican es la tecnología de telepresencia, es decir con hologramas que hacen dudar de si estás viendo a alguien real o proyectado. Cuando describan esta tecnología en la novela veréis que se usa una palabra algo peculiar “comunicación triménsica”. El caso es que hay un cadáver, Rikaine Delmarre, un fetólogo que es considerado como el paradigma del buen solariano. Esto de fetólogo se debe a que la reproducción está controlada, las parejas se designan y los nacimientos deben ser autorizados, incluso practican la eugenesia para asegurarse de que todo solariano sea perfecto.

            Al parecer Rikaine también trabajaba con robots, y precisamente fue encontrado muerto al lado de uno de ellos. Frente a la resistencia de todos a colaborar, Baley consigue interrogar a la única testigo de la muerte, Gladia Delmarre, la esposa de Rikaine Delmarre. De alguna manera el robot que lo vio quedó dañado al no ser capaz de cumplir con la Primera Ley de la Robótica, un robot no debe dañar a un ser humano o por su inacción permitir que un humano sufra daño. Al parecer muchos consideraban que Gladia podía ser la asesina, por el hecho de que ella era una depravada para los valores solarianos. Ella estaba enamorada de su marido y quería tener relaciones con más regularidad, por eso muchos teorizaban con que estaba traumatizada y que su frustración la pudo llevar a matar a su marido en un momento de enajenación transitoria. En Solaria el contacto es antinatural, incluso los recién nacidos son criados y educados por robots. Baley dudará de la culpabilidad de Gladia y llegará a considerar que el trabajo de Delmarre con los robots pudo habérsele vuelto en su contra. Debo añadir que el personaje de Gladia aparecerá en futuras novelas, llegando a ser clave en toda la trama de la saga. Elijah deberá investigar y recorrer toda Solaria para llegar al fondo de la cuestión, incluso se enfrentará a sus miedos al mundo exterior y a los intentos de asesinato hacia su persona por parte de una conspiración, que podría poner en peligro a toda la galaxia. Os puedo asegurar que esta novela os encantará, porque es la más misteriosa de todas. Lo que más me alucinó del libro fue esta sociedad solariana y sus costumbres, ya que en cierto modo me recordaban a un “Mundo Feliz” de Aldous Huxley. La historia de esta novela marcará el ritmo de los libros restantes y del futuro de Elijah Baley, así como del futuro de la Tierra.
            

·LOS ROBOTS DEL AMANECER
            En esta novela nos encontramos algunos años después de los sucesos que tuvieron lugar en el planeta Solaria. Las experiencias que Elijah Baley tuvo que superar en ese mundo tan peculiar, acabaron por producir cambios en su forma de ser. Durante su investigación empezó a forzar los límites de su agorafobia, muchos de esos intentos casi le cuestan la vida, pero con el tiempo descubrió que era capaz de soportarlo. Todo esto junto a su concepción de la robótica como algo que no es tan perjudicial, en eso tuvo mucho que ver su amistad con el robot humanoide Daneel Olivaw. De ahí que nos encontremos con Baley en un páramo al aire libre, cercano a su Ciudad. Elijah descubrió una conspiración solariana que le hizo pensar en el futuro de todos los humanos, espaciales y terrestres. De ahí que empezase a ver la necesidad de que los terrestres empezasen a salir al exterior, superando así ese enclaustramiento que les aísla de la expansión por la galaxia. Con el tiempo otros empiezan a seguirle, entre ellos su hijo. Precisamente el gobierno terrestre se pone en contacto con él, ya que una vez más un espacial necesita sus servicios.
            En este caso el Dr. Han Hastolfe, quien se encuentra en un terrible escándalo que podría afectar al futuro de la Tierra. Los gobernantes le confiesan a Baley que se trata de una acusación de asesinato, pero de un robot. En el mundo natal de Hastolfe, Aurora, se considera a los robots como iguales, trabajan para los humanos pero su destrucción es un crimen. Al parecer todas las pruebas indican que solo él podía ser culpable, por lo que le encargan demostrar su inocencia. Es una labor imposible para Baley, pero al parecer Hastolfe aspira a presidir Aurora y con ello los demás mundos espaciales. La importancia de este hecho radica en que el doctor forma parte de una facción que busca una política suave hacia los terrestres. Los gobernantes terrestres temen que si Hastolfe es condenado, la Tierra sufra el peor destino imaginable a manos de los espaciales. Baley se siente incapaz de demostrar la inocencia de Hastolfe, pero no le queda otro remedio. El problema es que le advierten de que si fracasa en la defensa del doctor, le entregarán a los espaciales para intentar suavizar esas consecuencias desastrosas.
            Así pues Baley se encuentra en el momento más crítico de su vida, además es conocido en toda la galaxia por lo que muchos espaciales estarían encantados de encerrarle en una prisión y tirar la llave. Ya que le consideran un aliado de la facción de Hastolfe, solo por estar de acuerdo en que los terrestres deben aventurarse a explorar y colonizar otros mundos. Afortunadamente vuelve a tener la ayuda y la compañía de Daneel y de otro robot, Giskard, este sin apariencia humana. Al parecer los dos son propiedad de Hastolfe y se asegurarán de que llega a salvo a Aurora, el planeta capital de los 50 mundos espaciales. Al llegar se dirigen a la residencia del doctor, donde Baley se entrevista con él. Este está convencido de que podrá demostrar su inocencia, vistos sus últimos casos. Le considera como un detective con un instinto superior, pero a la vez le dice que en efecto es culpable. Se produce una discusión entre los dos, ya que Elijah no cree eso, y por alguna razón se convence de que logrará demostrarlo.

            Baley le interroga sobre los detalles del “asesinato” del robot humanoide Jander, al parecer con el mismo aspecto que Daneel. El caso es que apareció bloqueado, su cerebro positrónico se destruyó, al parecer por una contradicción entre la Primera Ley, un robot no debe dañar a un ser humano, y la Tercera Ley, un robot debe proteger su propia integridad, sin contravenir la Primera Ley. Una vez más nos encontramos con Gladia, ya que Hastolfe la trajo de Solaria para concederla una identidad, en resumen una nueva vida. El robot fue un regalo de Hastolfe. En esta ocasión Elijah y Gladia pasan tiempo juntos, ya que esta nunca tuvo el tabú del contacto que tenían los solarianos. Al parecer está fascinada por todo lo que tenga que ver con la Tierra, incluso confiesa que soñaría con ir. Baley se entera de que hay quien considera que Gladia Solaria, como la llaman los auroranos, es cómplice del asesinato de Jander, el robot. Esta vez Baley tendrá que demostrar la inocencia de los dos ante la facción más radical de los espaciales, comandada por el doctor Amadiro, un experto robotista.

            A lo largo de la trama de la novela veremos que la tensión entre Baley y Amadiro irá en aumento, ya que este último está convencido de que ya ha derrotado a Hastolfe y a sus simpatizantes. Por lo visto, Hastolfe es el único que sabe cómo diseñar robots humanoides como Daneel o ente caso el “difunto” Jander. Amadiro quiere esos diseños, pero Hastolfe se niega, ya que considera que los usarán para realizar la exploración de la galaxia, cuando deberían hacerla ellos. De alguna manera Hastolfe teme que eso acabe en un desastre, ya que los robots que obedecerían unas Leyes de la Robótica manipuladas, podrían acabar negándose a entregar los mundos que adapten para sus amos. Es por esto que Baley será la clave para evitar esa catástrofe, guiando a los terrestres hacia una nueva ola colonizadora. Después de El sol desnudo esta es de mis novelas preferidas de la saga Robots, ya que es la clave para el desenlace de todas las demás novelas y los cimientos de sagas como Imperio o Fundación. Una de las cosas que más me gusta es esa lucha entre el futuro de la Tierra y el de los espaciales, ya que dota de una gran tensión al desarrollo de la novela. También destacaría la aparición de otro robot, Giskard, a quien veremos en el siguiente libro, no quiero destriparos nada, pero tendrá más importancia de lo que parece. Los personajes de Gladia y Amadiro, Daneel y Giskard marcarán el futuro de todos los acontecimientos del futuro de la humanidad en este universo de Asimov.

           
·ROBOTS E IMPERIO

            Han pasado algunos siglos desde que Baley regresó de Aurora en la anterior novela. La Tierra y toda la galaxia han cambiado de una forma esperanzadora gracias al camino que Elijah, y otros tantos, marcaron para que los terrestres iniciasen una nueva ola colonizadora. La humanidad ya controla algunos cientos de mundos, ya que a pesar de vivir mucho menos que los espaciales, no tienen tiempo que perder y son capaces de compartir su conocimiento a través de las generaciones. En cambio los auroranos y otros tantos espaciales viven unos trescientos años, por lo que se transmiten el conocimiento muy lentamente, incluso muchos de sus científicos se guardan los conocimientos para sí mismos. Digamos que no tienen una motivación que les equipare al ritmo de expansión terrestre. Baley se ha convertido en un símbolo de la expansión, pero el doctor Amadiro no ha olvidado, ni tampoco perdonado la derrota que sufrió a manos del terrestre. Es una época en la que espaciales y terrestres comercian, se diría que hay una cierta paz, ya que la facción de Hastolfe se muestra indiferente ante la expansión de los terrícolas. Una vez más nos encontraremos con Gladia, quien ya casi ha vivido la mayor parte de su longeva vida, pero al parecer no volvió a ser la misma desde que Baley desapareció, hace siglos. Tuvo descendencia, pero entre los espaciales no hay unos vínculos familiares al uso.
            Gladia solo quiere dejar pasar el tiempo hasta su muerte, además se enteró de que su planeta natal quedó totalmente despoblado. Por alguna misteriosa razón todos los solarianos desaparecieron, no se sabe si murieron, emigraron a otro planeta o se encerraron bajo tierra. Por esta razón recibe la visita de D.G. Baley, un descendiente lejano de Elijah que se parece bastante a él, cosa que perturba a Gladia. Lo curioso es que el apellido se da con mucha regularidad en los mundos terrestres, y precisamente su nombre es un homenaje a los robots predilectos de Baley, Daneel y Giskard. D.G. se dedica al comercio de robots solarianos, ya que hay cientos de miles que se han quedado sin dueño. Pero necesita la ayuda de Gladia, la última solariana conocida, ya que esa labor ha quedado interrumpida por la destrucción de una de sus astronaves de transporte. Hay quien dice que se encontraron con unos robots que les atacaron, simplemente porque no hablaban solariano y por lo tanto no les percibían como humanos. Es por esto que la necesitan como interprete.

            Gladia considera que no tiene nada que hacer, que no es su problema, pero D.G. Baley provoca su curiosidad cuando la cuenta que quieren saber que le ocurrió a los solarianos. Además empieza a recordar la última vez que vio a Baley, por lo que cambia de parecer y decide ayudarle. Antes de eso también tiene que comprometerse a visitar uno de los mundos más importantes después de la Tierra, Baleymundo. Gladia es famosa entre todos los terrestres, para muchos es una leyenda que conoció a la leyenda Elijah Baley. Afortunadamente cuenta con la protección de Daneel y Giskard a los que tiene en propiedad, ya que los heredó del difunto doctor Hastolfe. Finalmente disfruta de conocer Baleymundo donde da un discurso que la sorprende incluso a ella, ya que por primera vez habla de paz y hermanamiento entre espaciales y terrestres, llamando a construir un imperio humano que abarque toda la galaxia. Esto no pasa desapercibido para Amadiro, quien entra en cólera y se obsesiona con la forma de dejar la Tierra inhabitable para que los terrestres pierdan su mundo natal. Todo ello influenciado por su joven pupilo, Mandamus, emparentado con Gladia aunque no comparten ningún vínculo social.
            Estos conciben un plan para elevar los niveles naturales de radiación del planeta Tierra, suponen que ese golpe acabará con la expansión de los terrestres, y para ello también contarán con la ayuda de robots, que tras una manipulación considerarán que los terrestres no son humanos. De alguna manera Gladia empieza a sospechar cuando llega con D.G a la Tierra, aunque en realidad sus robots Daneel y Giskard, son los que empiezan a sentir que algo no va bien. Hay que destacar que estos robots son diferentes a los demás, con un cerebro positrónico único que intenta saber si las Leyes de la Robótica son imperfectas para proteger a la humanidad. La Primera Ley dice que los robots no pueden dañar a un ser humano, o por inacción permitir que un ser humano sufra daño. Es por esto que llegan a considerar si podrían hacer algo si toda la humanidad estuviese en peligro, un tema que ya trataron en el pasado junto a Elijah. A lo largo de toda la novela Gladia tendrá que perseguir pistas para saber qué relación hay entre Amadiro, los sucesos de Solaria y el extraño comportamiento de Giskard y de Daneel, ya que podrían estar en la antesala de una terrible catástrofe que amenace el futuro de ese naciente Imperio Humano.
            Describiría esta novela como la más tensa de toda la saga, ya que continuamente vemos como las sombras se ciernen sobre la Tierra y sus mundos colonizados. Evidentemente en esta novela ya no aparece Elijah Baley, y uno de los grandes interrogantes que querréis conocer es que le ocurrió, a parte de su muerte natural. Si ya habéis leído la novela anterior ya imaginaréis porque Gladia lo extraña tanto. El caso es que yo mismo llegué a sentir pena por no ver más al famoso detective, aunque la aparición de Daneel y de Giskard es de lo más interesante con sus intentos por aumentar las Leyes de la Robótica. No obstante aquel que empezase leyendo la saga Fundación ya sabrá el destino de la Tierra, y lo que ocurrió con algunos de sus personajes más icónicos. Uno de los enigmas que más me interesó fue el misterioso destino de los solarianos, yo tengo varias teorías, pero no os quiero destripar otras sagas. Por cierto, la reseña sobre Fundación también está disponible en este blog. Este libro pone los cimientos de lo que será la saga del Imperio, aunque fuese escrita con anterioridad.
            
          Y hemos llegado al final de esta reseña, como veréis me he extendido bastante ya que al ser un compendio de cinco novelas había mucha información que explicar. He procurado no haceros ningún spoiler, cosa que no sé si habré logrado, aunque mi objetivo principal es que aquellos que no han leído a Isaac Asimov se atrevan, y que los que ya lo han hecho disfruten del recuerdo. Próximamente empezaré a escribir la siguiente reseña sobre la saga Imperio, siendo el siguiente paso en la formación del Imperio Humano en el universo de Asimov. Hasta la próxima reseña y no dejéis de visitar mi blog, scripthor.blogspot.com
  

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