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Cita con Rama. Arthur C. Clarke




Al fin terminé una de las grandes obras maestras de la ciencia-ficción, es por esto que he decidido dedicarle una reseña a Cita con Rama. Como ya hiciera antes con las reseñas de las sagas de Asimov, os ofreceré una review con SPOILERS, así que recomiendo a quien no se lo haya leído que no siga con este escrito y se coja el libro. Eso sí, cuando lo acabéis de leer os recomiendo que no os perdáis esta reseña.

Sir Arthur C. Clarke (1917-2008)           

Estamos ante uno de los grandes maestros de la ciencia-ficción, un autor que escribía sus novelas con una inteligencia extraordinaria, a menudo en un tono frío pero irónico, ofreciéndonos algunas de las escenas más icónicas del género. En su extensa bibliografía nos encontramos con libros como Las arenas de Marte, Claro de Tierra, El fin de la infancia, Relatos de diez mundos o La ciudad y las estrellas. Pero fue sin duda 2001: Una odisea en el espacio la que le dio la fama, novela originariamente conocida como El centinela, pero readaptada junto al legendario director Stanley Kubrick. Pero su gran obra maestra fue Cita con Rama, ya que fue galardonada con los premios Nebula, Locus, Hugo, Júpiter y John Memorial. Clarke no solo fue un escritor de ciencia-ficción, también fue un brillante inventor y científico que llegó a ser nominado al Premio Nobel en 1994. No olvidemos que a él le debemos la invención del satélite artificial en órbita geoestacionaria, invento sin el que no podrías ver esta reseña ni mi blog.


Ahora es momento de meternos de lleno en la historia, pero una vez más os recuerdo lo de SPOILERS A CONTINUACIÓN:

 

La novela comienza con el meteorito que chocó contra la Tierra en 2077. El cual impactó en la península itálica, no era un asteroide de un tamaño que pudiera causar un evento ligado a la extinción, pero fue suficiente para arrasar las ciudades italianas de Padua y de Verona. Este catastrófico suceso, que provocó millones de muertes, sirvió para que las naciones del mundo tomaran conciencia de que el peligro del impacto de un asteroide o meteorito era una posibilidad muy seria y real. Es por esto que se construye un sofisticado sistema de vigilancia y detección de estas amenazas, que se convertirá en un auténtico escudo de protección. Nos encontramos dentro de unos 200 años, época en que se descubre un asteroide cuya peculiaridad es que se trata del primero extrasolar. Los astrónomos deciden llamarlo Rama en honor del dios hindú. Pero con el tiempo empiezan a darse cuenta de que es muy peculiar para tratarse de un asteroide normal y corriente, sobre todo por su trayectoria. Tenía tal velocidad que ni la atracción del Sol podría retenerlo, simplemente pasaría una única vez, orbitaria al astro rey y se perdería en la inmensidad del espacio. Es por esto que los Planetas Unidos deciden enviar una nave para que explore lo que ya pocos creen que es un simple astro.  El escudo conocido como Proyecto de Vigilancia Espacial posee una flota de transbordadores que se encargan de desviar o destruir los asteroides peligrosos. Es por esto que el Endeavour capitaneado por el comandante Norton se dirige al encuentro del misterioso objeto. Pero en el transcurso del viaje recibe nuevas instrucciones, una de ellas es la confirmación de que están ante un objeto artificial. Concretamente un gigantesco cilindro con una leve orbita, y que este acabará pasando muy cerca del Sol, con lo que el tiempo para explorar sería limitado. Descubran lo que descubran, deberán abandonarlo y dejar que siga su camino hacia las profundidades del cosmos. Al aproximarse es cuando se dan cuenta de que lo que tienen ante sí es una gigantesca nave espacial. Aunque no aprecian ningún tipo de propulsión, algunos científicos a bordo del Endeavour empiezan a pensar que si pertenecía a una avanzada raza alienígena, quizás utilizaran una tecnología que parecería mágica. El caso es que Norton elige a sus mejores hombres y mujeres para explorar el cilindro, y nada más posarse en la superficie exterior descubren lo que parece una escotilla de emergencia, consistente en tres aberturas. En los Planetas Unidos discuten si es buena idea entrar, finalmente se decide que no habían hecho aquel viaje para nada. Las expectativas caen un poco en saco roto cuando se encuentran con un conducto vacio, que conduce a una inabarcable estancia oscura. Una vez dentro deciden explorar el lugar, es enorme, pero apenas pueden calcularlo por la agobiante oscuridad. Con el tiempo hacen más viajes de exploración, en los cuales tienen que descender por unas escaleras que se pierden en el abismo y que parecen hechas para seres muy parecidos a los humanos.



Las teorías abundan entre los expertos, la opinión pública y la tripulación del Endeavour, así como el propio Norton. Lo alucinante ocurre cuando empiezan a descubrir estructuras enormes, algunas del tamaño de ciudades. Estas parecen macizas y no descubren a esos “ramanes” que las habitarían. Cuando vuelven de regreso al transbordador un brillo cegador lo inunda todo, era como si hubiera salido el sol. Todo el mundo queda boquiabierto al ver una estancia más grande que el aire libre, se trata de un cilindro gigante que termina en un lejano polo sur con algunas estructuras del tamaño de rascacielos. Esta vez deciden internarse más en el mundo artificial, por lo que Norton decide descender entre la enorme niebla que se forma. Es ahí cuando descubre manantiales, extrañas vegetaciones y un océano cilíndrico suspendido sobre su cabeza. El lugar es una auténtica locura desde la perspectiva espacial. Con el tiempo logran acostumbrarse y establecen un campamento, incluso navegan el mar cilíndrico para intentar llegar al polo sur y sus misteriosas estructuras, pero de pronto la velocidad y la órbita de Rama cambian. Es por esto que tienen que evacuar ya que resulta que el mundo artificial tiene su propia climatología con huracanes y maremotos. Cuando les dan permiso para volver se encuentran con que ahora aparecen una serie de seres que pululan por todo el cilindro. Al principio todos creen que son los ramanes pero resulta que son una especia de biobots, cada uno se dedica a una actividad. Unos que parecen arañas solo observan, otros más grandes se llevan cosas y unos gigantes en el mar que son como ruedas gigantes. Ninguno les daña, pero hay mundos de los Planetas Unidos que empiezan a estar preocupados por las verdaderas intenciones de la misteriosa raza que pudo enviar esa nave. El comandante Norton se ve en dificultades cuando el gobierno de Mercurio envía un misil nuclear con la capacidad para destruir Rama. Este no puede permitirlo ya que aún no han encontrado a los ramanes y no pueden pensar que tendrían intenciones hostiles, es por eso que incumpliendo órdenes lo desactivan para que se pierda en el espacio. A punto está de producirse un conflicto, ya que como pasará cerca del Sol los mercurianos se consideran perjudicados. Ya en las últimas horas antes de abandonar el cilindro, Norton y su tripulación exploran una vez más las estructuras macizas. Esta vez se dejan de precauciones y cortan una con láser, lo que encuentran dentro les deja pasmados. 


   Se trata de una estancia con unas columnas que se extendían hasta donde se perdía la vista, y todas emitían algo parecido a imágenes. Así descubren que son instrucciones para construir cosas y quizás hasta a los propios ramanes, a los cuales llegan a imaginar al ver la ropa para un ser con dos hileras de tres miembros. Cuando abandonan Rama y se ponen a una distancia prudencial, de pronto el cilindro empieza a modificar su trayectoria y su velocidad. Tras millones de años de camino se dan cuenta de que la nave se dirige hacia la mismísima corona solar, lugar donde quedaría desintegrada como un cometa que se acercase demasiado. Pero cuando todo el mundo está preparado para asistir a las imágenes de su destrucción, el cilindro empieza a comportarse de una forma extraña, ya que despliega una serie de colores brillantes. Al parecer se trata de una especie de capullo que lo oculta de la vista, solo dejando un cilindro blanco. Rama orbita el Sol y no se destruye, en realidad queda descubierta su fuente de energía, y es que simplemente utilizaba el sistema solar como una gasolinera. En cuanto el Endeavour se aleja reciben más información de la Tierra ya que ahora deben observar hacia donde se va definitivamente Rama. De pronto el cilindro acelera a una velocidad inimaginable e imposible de alcanzar para ninguna nave humana y comienza a abandonar el sistema solar. Norton, una vez cumplida su misión, experimente la tristeza de que jamás habrá respuestas, los científicos estudiaran sus datos durante siglos, pero él nunca volverá a vivir nada tan extraordinario. Nunca sabrán porque llegó Rama. Tiempo más tarde un importante científico llegará a una conclusión en la soledad de su hogar, y es que los ramanes lo hacían todo por triplicado. 

Y hasta aquí la trama de una novela que tiene una de las características que más me encantan, un final que te hace pensar y que ya te muestra que habrá continuación, aunque de forma un poco velada. No olvidemos que  estamos ante el primer libro de la Saga de Rama, y también el que más éxitos cosechó. En algún momento pensé que esta novela iba a ser demasiado densa o técnica, pero la verdad es que se lee fácil. Hay algunas partes un poco extravagantes en las que me lie un poco, pero al final acaban teniendo su explicación. El libro me ha flipado, ya que según la historia avanzaba me iba absorbiendo más y más, era como si fuera un best-seller más de esos que te zampas a gusto. Tenía ganas de leer esta obra maestra de la ciencia-ficción, ya hace un tiempo pensé en leerme todas las novelas de la saga 2001, pero al final me encontré con esta. Lo curioso es que me dio por leerlo después de ver un reportaje sobre el asteroide interestelar Oumuamua, descubierto en 2017 gracias al telescopio Pan-STARRS. Ya desde el principio surgieron muchas teorías para explicar la alta excentricidad de su órbita, descubriendo que era el objeto con mayor velocidad documentado. 

Al parecer se piensa que pudo provenir de las proximidades de la estrella Vega, y ni se sabe cuánto tiempo habría estado viajando  a lo largo del disco de la galaxia. No me extraña que entre las teorías que podían explicar sus misterios, apareciese la de que podía tratarse de una nave espacial perdida, sobre todo por su forma estrecha y alargada que recordaba a Rama. Era como si la historia de esta novela hubiera sido profética, finalmente se concluyó que era un asteroide interestelar, probablemente un fragmento de una colisión de otros más grandes. Y lo que me llamó la atención fue que por primera vez no se pudiera descartar esa posibilidad. Soy persona escéptica, pero a quién no le hubiera gustado que la historia de esta novela se hubiera hecho realidad. Eso sería algo extraordinario. Pues esto hizo que me decidiera por Cita con Rama, una vez más se explotó otra de las cosas que hacen que elija un libro, mi curiosidad. Puede que en el futuro haga otra reseña con el resto de libros de la saga, aunque esos ya fueron una colaboración de Clarke con otro autor. No cosecharon el mismo éxito, así que tampoco es obligatorio continuar leyendo más, pero en ScripThor nunca se sabe…


"La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible".

Arthur C. Clarke


                                                                                                                                                                                                                                                                                                 

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