Él como si fuera aquel
cometa, comenzó a brillar cuando se acercó a su estrella. Ella, que era capaz
de obsequiarlo con su luz para que se deshiciera, no le dejó escapar de su
atracción. El cometa tampoco quería escapar de su abrazo cálido, ya que esta
transformaba su superficie, antes helada, en un halo que podía iluminar todo su
universo.
Un lunes cualquiera de abril volvió a ocurrir algo histórico, por si no estuviésemos ya bien servidos de movidas históricas e histéricas. Ahora nos tocaba un apagón a nivel nacional, mejor dicho peninsular, porque también afectó a Portugal. Histórico. Ese 28 de abril estaba un poco bastante agobiado y no me encontraba tan bien como me habría gustado. Arrastraba una lesión en la rodilla de una caída que tuve hacía un mes y me estaba recuperando de un trancazo primaveral, así que salí al balcón a escuchar música un rato. Necesitaba un poco de relax de los estudios del grado en trabajo social, porque los exámenes ya estaban a un mes de distancia. Para no enrollarme más en mis movidas, estaba tomando el sol y cuando ya tuve suficiente me quité los auriculares. En ese momento me extrañó el silencio que había en la calle. Normalmente aquí en Peñacastillo (Santander) se oye a lo lejos el sonido de la fábrica de Nueva Montaña. Me fui para el salón, comería enseguida, pero cuando quise en...